Langosta roja de Ibiza; calidad y sostenibilidad
La langosta roja es uno de los manjares más solicitados y más cotizados del verano en Ibiza. Su delicado sabor y su textura especial la convierten en la base principal de grandes clásicos de la gastronomía ibicenca.
Para Peix Nostrum la langosta es una especie emblemática y una clara muestra de que la sostenibilidad de la pesca artesanal es la clave para ofrecer cada año un producto de primera calidad. La captura de la langosta se inicia en abril y finaliza el 31 de agosto. En ese periodo, la flota de artes menores de las cofradías de Ibiza y Sant Antoni se hace a la mar cada día para traer a puerto, con exquisito cuidado, esta delicada especie. No en vano es una de las capturas de temporada más importantes para los patrones de las embarcaciones. La pesca de la langosta se realiza con redes de trasmallo, aunque en el pasado el arte utilizado era la nansa, una cesta cilíndrica hecha de junco y caña.
La política de preservación de la especie que se viene desarrollando desde hace años se estructura en torno a un estricto periodo de veda y la protección de las hembras ovadas. Esto hace posible que tanto la reproducción como el nacimiento de nuevos ejemplares se desarrollen de forma natural, sin interferencias. Además, siguiendo las estrictas medidas de control y seguimiento establecidas en Peix Nostrum, cada ejemplar capturado es medido para verificar que su tamaño excede los mínimos establecidos por la ley, devolviéndo al mar aquellos ejemplares que no llegan a la talla mínima o que estén ovados.
Una vez en puerto, el etiquetado individual de cada ejemplar – una iniciativa que fue pionera en el Mediterraneo español – asegura la trazabilidad de la captura, informando al consumidor del nombre de la especie, el peso del individuo, la fecha de la captura, el nombre del barco y del armador.
La langosta roja ibicenca también ha sido objeto del primer estudio en profundidad para conocer el crecimiento y la movilidad de sus individuos, mediante un sistema de marcaje. Los resultados permitirán definir posibles planes de gestión que aseguren la pervivencia de la especie y la rentabilidad de la pesca artesanal. Los primeros resultados indican que el norte y oeste de la isla abundan los ejemplares más jóvenes, mientras que en el sur predominan los adultos. Suelen habitar entornos rocosos donde hay agujeros, cuevas y grietas, normalmente en profundidades de 20 a 80 metros.
En el ámbito ya plenamente gastronómico, sin duda el delicado sabor de la langosta roja ibicenca se ha consolidado plenamente como uno de los placeres más deseados del verano. Pocos se pueden resistir a la tentación de disfrutar de una caldereta de langosta, un arroz seco o un caldoso con langosta. O el plato estrella del verano, la langosta frita con ajos y huevos fritos, que proporciona una presentación visual espectacular y un sabor memorable. La larga tradición culinaria de la isla en materia de recetas marineras hace que el visitante pueda degustar cualquiera de estas especialidades en una larga lista de restaurantes.